Gesto que llama a la reflexión en el día en que se conmemora el Día del Árbol, hoy por hoy víctima de las llamas que arrasan bosques inmensos en la Chiquitanía cruceña y en otras zonas del departamento de Santa Cruz y del país como consecuencia de situaciones ajenas a la naturaleza y más por la desidia de hombres que a nombre de la ampliación de áreas de producción agrícola o con el propósito de avasallar tierras destruyen lo más valioso de la naturaleza: su flora y su fauna.
El gesto se refiere a la distribución gratuita de plantines de árboles de diferentes especies que se espera sean plantados como un pequeño esfuerzo por recuperar la flora que en estos días se ve devastada por los incendios forestales.
Una joven activista, Valentina Rojas y su equipo de apoyo denominado ‘Soy Voluntario’ llevó a cabo un acto de concienciación a la ciudadanía sobre la catástrofe ambiental que sufre, principalmente Santa Cruz, y al mismo tiempo regaló plantines a quienes se acercaron al punto que en la jornada de hoy instaló en la plaza principal de Montero.
Bajo el lema ‘Un árbol es vida’ Valentina distribuyó variedades de Chirimoya, Maracuyá, Mara y Tajibo pidiendo a la gente que estos ejemplares sean plantados en algún lugar de la ciudad, para enriquecer el ambiente y recordar que un árbol es vida.
De acuerdo con los antecedentes, en 1995, se estableció el 1 de octubre como el Día del Árbol en Bolivia, con la finalidad de despertar responsabilidad en la ciudadanía sobre la conservación de estos invaluables recursos naturales. Hasta antes de 1995, se celebraba el Día Mundial del Árbol el 28 de junio con el objetivo principal de recordar y destacar la enorme importancia que los árboles tienen en nuestra vida y en la conservación del medioambiente, creando, de este modo, conciencia sobre el cuidado de los recursos provenientes de esta fuente natural.
Esta es una fecha en que se recuerda la importancia de la reforestación y regeneración de la vegetación natural para devolver a los ecosistemas su capacidad de recarga de agua a partir de las lluvias, además de purificar el aire, aportar a la recuperación de la biodiversidad y mejorar la belleza del medio en que vivimos.
Los árboles extraen agua del suelo para alimentar sus funciones vitales y también expulsan una gran parte por medio de la transpiración y la evaporación hacia la atmósfera donde se condensa y luego se precipita en forma de gotas de agua líquida aportando de manera significativa a completar el ciclo hidrológico.
Como consecuencia, la disponibilidad de agua en nuestro medio, depende de la existencia de árboles, de frenar y evitar la desforestación y de plantar y promover la regeneración de árboles, especialmente de especies nativas, que se convierte en un reto para las actuales y nuevas generaciones.
Durante la campaña de concienciación que llevaron a cabo jóvenes del grupo ‘Soy Voluntario’ encabezados por Valentina Rojas, ciudadanos de diferentes edades, manifestaron su satisfacción, porque existen personas que asumen la responsabilidad de luchar contra la desforestación y plantar en el espíritu de los habitantes de esta región, la necesidad de proteger la vida y existencia de los árboles para cuidar la vida de los seres humanos.
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