En un pronunciamiento institucional, la mañana del lunes, el Colegio Nacional de Economistas de Bolivia y el Colegio de Economistas de Santa Cruz, manifestaron que los últimos eventos generados en torno a la industria alimentaria boliviana, significan un retroceso para la producción agropecuaria y la agricultura del país, pero particularmente para la industria cárnica.
Explican que la crisis mundial es una oportunidad única para que Bolivia pueda desarrollar sus potencialidades como exportador de alimentos. En ese marco se debería potenciar el sector agropecuario a corto y mediano plazo; siendo esta la mejor estrategia de recuperación que tendría el país para paliar los graves efectos de la caída de las exportaciones de gas y del estancamiento de la minería.
El documento destaca que el sector agropecuario aporta aproximadamente con un 12% al PIB, y genera cerca de 2 millones de empleos. Ese efecto multiplicador en la economía es muy significativo, por su vinculación directa con otros rubros como el transporte, el comercio, la agroindustria, el sistema financiero y otros proveedores de insumos y servicios.
Resaltan que ya existe un trabajo muy importante en esa línea, impulsado con éxito por productores cruceños y autoridades del sector público regional y nacional, logrando que el Bolivia pase de ser un país vetado para la exportación de carne, a conquistar con mucho trabajo la certificación de país “libre de aftosa” y finalmente, logre la apertura a un mercado externo muy competitivo como es el chino.
La carne es un bien de primera necesidad y, como tal, forma parte de la canasta familiar, sin embargo, pese a los “temores de un incremento de precios por causa de la exportación” se ha podido comprobar que, por el contrario, es un producto que a lo largo del tiempo presenta más bien, un precio estable.
El problema de establecer la obligatoriedad de un “certificado de abastecimiento” como condición previa para la exportación, es que en la valoración de la seriedad del proveedor que realizan los países demandantes, se les resta puntos a los proveedores internacionales por el “riesgo” que implica esta condición perjudicando al exportador boliviano.
Esto hará que el proceso de negociación depende al fin, de una variable no controlada, ni por el oferente ni por el demandante, sino por la voluntad de una entidad estatal que puede o no extender el “certificado de abastecimiento interno a precio justo”, colocando en inferioridad de condiciones a nuestro país, frente a competidores como Brasil, Argentina, Paraguay, Estados Unidos, entre otros.
Los economistas afirman que es importante recordar que, previo a la actual venta de carne bovina al exterior, se han realizado fuertes inversiones y todo un proceso de modernización de haciendas ganaderas y mataderos frigoríficos, superando exitosamente una serie de pruebas sanitarias y de calidad al interior de dicha cadena agroproductiva. En consecuencia, fomentar la exportación, eleva a estándares internacionales la calidad del producto, beneficiando además al mercado interno.
En la perspectiva de precautelar todo lo que se ha logrado en este campo, y no retroceder en función de ciertas presiones que hagan daño, no solo a la cadena productiva cárnica, sino al país en su conjunto, el Colegio Nacional de Economistas de Bolivia y el Colegio de Economistas de Santa Cruz, recomiendan a las autoridades públicas y privadas relacionadas con esta temática, un diálogo franco, abierto y transparente sobre la base de los siguientes lineamientos estratégicos:
Cuidar los avances logrados durante muchos años, gracias a un virtuoso trabajo público-privado que abarca todos los campos involucrados (pastizales, potreros, genética, sanidad, frigoríficos, construcción de cadenas de frío, etc.) habilitando al sector para cumplir con las altas exigencias del mercado mundial.
Potenciar la exportación libre de carne de res sin nuevos requisitos, garantizando siempre la provisión del mercado interno como se lo ha hecho hasta ahora.
Establecer un sistema de comercialización asistido por el productor, que resguarde la calidad del producto durante todo el proceso de traslado hacia los centros de abastecimiento, para que así se resuelva de forma eficiente la intermediación improductiva, que ha dado lugar a una situación lamentable de paro por parte de los comercializadores de carne, con lo cual podrá garantizarse mejores precios para el consumidor final en el mercado interno y el abastecimiento regular en todo el país.
Elevar los rendimientos de los cultivos agrícolas, lo que pasa, entre otras acciones, por la plena adopción de la agrobiotecnología como herramienta para incrementar la producción y hacer un uso más eficiente y sostenible de los recursos productivos (tierra, agua y bosques). No es correcto retroceder en los avances alcanzados con las autoridades de gobierno en pasados años, en materia de acceso a semillas genéticamente mejoradas, por lo tanto, la reciente decisión adoptada unilateralmente por las autoridades de Gobierno, determinando la abrogación de los Decretos Supremos relacionados con esta materia, ha sido equivocada y perjudicial pues ha puesto a los agroproductores bolivianos en desventaja para competir con sus similares de países vecinos.
Consideran imperioso permitir la libre exportación de carne para continuar mejorando los estándares de calidad que benefician tanto al mercado interno como externo, impulsando de esta forma la reactivación económica del país; la generación de empleos y divisas que fortalezcan nuestras RIN y, finalmente, avanzar hacia la diversificación productiva y de la oferta exportable, con miras a reducir la histórica vulnerabilidad de la economía nacional, hoy por hoy primario-exportadora, dada su alta dependencia de recursos extractivos y no renovables como los hidrocarburos y minerales.
El documento lleva la firma de Fernando Vargas Rodas, presidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz y Jorge Akamine Toledo, presidente del Colegio de Economistas de Bolivia.
Comentarios