Ramiro Siles – Premium
Bolivia apostó a lo de casi siempre: aguantar lo más que se pueda el cero. Al comienzo la suerte estuvo de su lado, pero se le acabó a los 61 minutos. Era un partido para apostar a ganar, pero el DT no lo entendió así.
La buena suerte, aquella que ya tuvo en Santiago ante Chile, se le acabó a Bolivia a los 61 minutos del partido con Paraguay, cuando recibió el primer gol que se caía de maduro y fue el comienzo de una derrota inapelable (3-1) al iniciar su participación en la Copa América, este lunes en Goiania.
Ganar este partido —o al menos no perderlo— para tener verdadera chance de avanzar a la próxima etapa era clave. El riesgo de no haberlo hecho involucra quedar último en una llave en la que Chile, Uruguay y Argentina son potenciales candidatos a pasar a la siguiente instancia y a los que acaba de incorporarse Paraguay.
Pero no lo entendió así el técnico César Farías, que aparte de las bajas de Marcelo Martins, Luis Haquin —de por sí importantes— y de Henry Vaca, optó por una alineación casi B, con varios de los titulares sentados en el banco de suplentes y la inoportuna decisión de dar rodaje a otros en su lugar.
Incluido todo eso, volvió a ser una selección defensiva en exceso y, de paso, con escaso o ningún argumento ofensivo, un planteamiento que tiene que ir de la mano con la fortuna, como ya pasó contra Chile en Santiago (1-1), aunque por lo general el cristal termina por romperse y eso ocurrió esta vez.
Gracias al VAR
En el comienzo, el VAR jugó y mucho a favor de Bolivia. El gol de Erwin Saavedra, de penal a los 9 minutos, fue gracias a la tecnología, que también evitó el empate paraguayo (19’) al frustrar una pena máxima que ya había sido cobrada por el árbitro Diego Haro. En ello también la suerte estuvo del lado de Farías y compañía.
No hay que olvidar que, apenas comenzado el juego, en los primeros tres minutos Paraguay ya le había llegado con facilidad tres veces, de las cuales una tapó Rubén Cordano y las otras dos fueron definiciones deficientes del rival.
Luego vino el centro de Jorge Flores para Diego Bejarano, el disparo de éste y la mano de Santiago Arzamendia que el árbitro no vio, pero el VAR sí, lo que Saavedra no desaprovechó con una buena definición.
El disparo de Erwin Saavedra para convertir el primer gol de Bolivia en la Copa América. Fue solo un espejismo. (Foto: FBF)
Pero de ahí en adelante Bolivia se salvó bastante. Cordano cometió un penal, aunque el VAR determinó que antes había existido una posición adelantada.
Y después, Paraguay estuvo cerca de convertir al menos en otras tres ocasiones muy claras, en la última Alejandro Romero Gamarra falló de manera increíble con el arco a su disposición.
La actitud defensiva de la Verde era demasiado endeble.
Se acabó
La expulsión en la adición del debutante Jaume Cuéllar fue la excusa perfecta para decir que Bolivia jugó todo el segundo tiempo con uno menos. Cosa cierta. Pero que no impide hacer notar que ya antes era superada con facilidad.
Las manos de Cordano y el travesaño impidieron el gol a los cincuenta y tantos minutos, en medio de otras ocasiones que Paraguay fue creando una y otra vez.
El cántaro finalmente se rompió con un disparo desde afuera de Romero Gamarra a los 61 minutos y a partir de ahí Paraguay ya no tuvo oposición para hacer el segundo e incluso el tercero, ambos a cargo de Ángel Romero a los 65 y 80, para poner en la pizarra un resultado más acorde con la realidad vivida en los 90 minutos.
Bolivia es la selección más débil de la llave y comenzó perdiendo el partido por el que más debía apostar para ganar. Si su idea es revertir la situación, tendrá que cambiar mucho y potenciarse para hacerles frente a Chile, Uruguay y Argentina. De lo contrario, el bueno el momento para comenzar a decirle adiós a la Copa.
*Crédito de foto: FBF
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