Santa Cruz de la Sierra no está para jolgorios, según un comunicado que fue expuesto desde la municipalidad después de que la Asociación Cruceña de Comparsas Carnavaleras anunciara las primeras ‘precas’ para el 22 de enero
El Deber/
Sin rodeos. El Gobierno Autónomo Municipal de Santa Cruz de la Sierra se ha manifestado en contra de las actividades carnavaleras anunciadas por la Asociación Cruceña de Comparsas Carnavaleras (ACCC). Mediante un comunicado ha frenado en seco a los comparseros.
Además, la comuna cruceña advirtió que todos sus esfuerzos están enfocados en atender la salud pública y mitigar la propagación del Covid-19 en la ciudad, por lo que no es momento para pensar en activar la jarana y menos cuando la capital cruceña es el epicentro de la cuarta ola de contagios.
A través de comunicado, la Alcaldía expuso que todas las actividades masivas han sido suspendidas en el municipio, como parte de la lucha contra el coronavirus, y que “no se ha considerado la realización de dicha festividad”, la ‘fiesta grande’, que reconoce como parte de la cultura cruceña.
Más adelante se lee que su «prioridad es luchar contra la cuarta ola de contagios de la pandemia, que golpea a la población».
La propuesta
La mañana de este martes, Gustavo Gil, presidente de la ACCC dio a conocer que a partir del 22 de enero comenzarán las precarnavaleras, cuyo recorrido irá desde el primer anillo, hasta el centro histórico de la ciudad, para concluir en una feria artesanal y turística. También descartó la tradicional verbena para evitar aglomeraciones, según lo expuesto en una entrevista con Unitel.
Gil indicó que buscarán promover la vacunación y el diagnóstico con antígeno nasal; asimismo, que se seguirán diversas medidas de bioseguridad para evitar contagios.
A decir del líder de la ACCC están siguiendo un protocolo mundial, al igual que ocurre en el carnaval de Río, Gualeguaychú, Barranquilla y Montevideo. «No podemos perder el movimiento económico que genera el Carnaval cruceño, que es de más de $us 100 millones«, afirmó.
Sobre el Corso, que está planificado para el 26 de febrero, señaló que tienen planificado tener solo una ruta de acceso al Cambódromo y que, para ingresar, cada carnavalero tendrá que presentar un carné de la ACCC en el que se indique que está vacunado y que se ha realizado una prueba de antígeno nasal (con resultado negativo) en los días anteriores.
«La nueva normalidad significa adaptarse», justificó, a tiempo de explicar que en el recorrido del corso eliminarán las sillas para el público, pero abrirán un ‘sector benéfico’ que será administrado y controlado por distintas instituciones de beneficencia, cuyas ganancias irán en su beneficio.
Gil se refirió a las medidas que se tomarán durante los tres días de mojazón haciendo referencia a la desinfección, el aforo imitado, vacunación, pruebas y otras medidas de bioseguridad, que deberán ser aprobadas por el municipio.
Sin embargo, todos estos anuncios, ideas y propuestas no están en la agenda de la Alcaldía, porque la prioridad es frenar al coronavirus.
EL DEBER
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