Ser piloto de autos de carrera es su pasión, ganarle a las drogas fue su redención

Vivió sumido en el mundo de las drogas durante 20 años de su vida. Sus padres lo intentaron todo. Pasó por muchos centros de rehabilitación, coexistió en los canales de drenaje, en los matorrales. Estuvo preso en la cárcel. En la ex Granja de Espejos, un policía le disparó un tiro en el pecho y vivió para contarlo. Dios colocó a una monja en su camino para que lo salve de la muerte.

*Escrito por Hugo Salvatierra

Jorge Ricardo Aburdene Handal, es un hombre apasionado por el deporte tuerca, jovial, de charla agradable, amiguero y con una historia que quizás muchos prefieran callar, por temor, seguramente, a ser juzgados por la sociedad. Este nos es el caso, Ricardo decidió contar su historia para que los jóvenes conozcan lo terrible que es el mundo de las drogas. 

A sus 20 años, se inició en el mundo de las drogas, consumía cocaína, en un ambiente social donde abundaba la droga, allá por los años 1978. Con el correr de los años, la adicción lo llevó a consumir pasta base (pitillo). Empezó a perderse de su casa semanas enteras, su padre y algunos amigos-vecinos ayudaban a buscarlo para rescatarlo de los canales de drenaje. Sin duda, fue grande el sufrimiento de la familia, en especial de los papás al ver a su primogénito, perdido en el mundo de las drogas.

Los 20 años perdidos por su adicción, los recuerda como los más terribles en su vida. Frío, hambre, dolor, delirio de persecución, andrajoso, sucio, débil y lo que es peor, sin esperanza.

La desesperación había llegado al máximo nivel en la familia Aburdene Handal, que necesitaba recuperar al hijo. Un allegado sugirió internarlo en el centro de Rehabilitación Granja de Espejos. Con la esperanza de salvar al hijo y con la ayuda de un jefe policial, el año 1977 lo ingresan al recinto. 

Allí es testigo de los más crueles abusos de los policías contra los internos, los asesinatos era pan de cada día y los cuerpos eran enterrados en los platanales de la granja. Toda esta atrocidad, hizo pensar a Jorge Ricardo, escaparse de la alquería.

Había pasado un mes de su estadía en la Granja y una mañana decide salir corriendo dándose a la fuga, pese a su estado de fragilidad. A los 200 metros le dio alcance un Sargento de policía de apellido Galarza y le dispara un tiro en el pecho, lo retorna herido y arrastrando hasta la habitación-celda y dice a sus compañeros, “cuando muera lo llevan y lo entierran en los platanales”. Recuerda lo traumático que fue el saber que estaba muriendo. 

Sin embargo, esa misma mañana, casualmente aparece en la Granja de Espejos una monja en una Toyota Land Cruiser, que la utilizaba como ambulancia. Estaba perdida y llegó a pedir que la ayuden a llegar a la carretera, a cambio curaría a algunos enfermos. Ella da los primeros auxilios al herido de bala y gestiona su salida de emergencia hacia el Hospital San Juan de Dios en Santa Cruz de la Sierra.

Jorge Aburdene acompañado de su mamá.

Del Hospital regresó a su casa, donde sus padres pidieron perdón al hijo por haberlo internado en ese lugar, que creyeron era un centro de rehabilitación para adictos a las drogas. La historia no concluye ahí. Dos semanas después, al sentirse repuesto de la operación y tener mayor fortaleza, nuevamente vuelve a sus andanzas.

Se dice que “el amor todo lo puede”, como si fuera la panacea para cualquier problema: Es así que, en el año 1979, se enamora y en enero de 1980 su novia le pide que deje las drogas para casarse. Fue una oportunidad única y decide dejar el vicio de las drogas. Ese mismo año tiene la oportunidad de viajar a EE.UU. lo que considera el gran escape de las drogas. En el año 1982 nace su primera hija en Norteamérica.

En el año 1983 el matrimonio empieza a tambalearse producto de las secuelas de las drogas. Tres años de haber dejado de consumir estupefacientes, le dejó un mal carácter, inaguantable, y eso rompió con el matrimonio. El año 1984 retorna a su natal Santa Cruz y como una especie de terapia, empieza a practicar el automovilismo deportivo que es su pasión. Sin embargo, nuevamente retorna al consumo de drogas. 

En el año 1998, conoce a una mujer, María C. con quien enamora y le pide que se interne en el Centro Cristiano de Casa de Oración. Estuvo internado dos años y en el 2000 salió y se casó con la mujer que logró rehabilitarlo de las drogas. Empezó una nueva vida con trabajo y armonía familiar.

En la actualidad, Jorge Ricardo Aburdene Handal, es un hombre de bien, totalmente alejado de las drogas. Es el popular corredor deportivo conocido como el “hombre de la peta” que participa en las carreras oficiales de ADECRUZ, en la categoría Bugguies.

Dejar las drogas, le costó un mundo, pero el año 2012 dejó de fumar cigarrillos y por si eso fuera poco el año 2022 dejó de “acullicar” la hoja de coca. Dejó de masticar coca porque sintió que lo estaba aislando de la sociedad. Hoy, su mamá Marlene Handal se siente orgullosa, como seguramente está Don Jorge Aburdene desde el cielo, pero los más felices son sus hijos: Alejandra Viviana, Alejandra Romina y Jorge Alejandro, además de sus nietos, Diego, Arleth y Astón.  

Asegura que Dios envió a la monja a rescatarlo de la ex Granja de Espejos y que Dios lo sacó de las drogas. Por eso, ahora Dios es el más importante en su vida.  Se considera un hombre libre de vicios, feliz, aunque con algunas dificultades económicas como cualquiera. Sigue corriendo porque es su pasión y gracias a la ayuda y apoyo de muchos de sus amigos.  

MSc. Hugo Salvatierra Rivero – Periodista y Docente universitario

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