Autor: Hernán Cabrera (Escritor y periodista cruceño)
La Feria Internacional del Libro en sus 24 años de funcionamiento ha cumplido un ciclo importante y se ha enraizado en la ciudadanía, que la viene apoyando año tras año. Pero ahora es bueno repensar lo que se hizo bien, mal o a medias. Porque pensar que todo fue perfecto y que no hay fallas, es mirarse el ombligo. No tener la capacidad de la autocrítica.
Me siento en la obligación moral de lanzar algunas propuestas y algunos apuntes críticos como ciudadano curioso y como periodista que siempre estuvo al lado de la FIL. Allá por los años 90 en la librería La Tertulia iniciamos esta forma de promocionar los libros: salir a las plazas, calles. Ir al encuentro con la gente, no solo encerrarse en cuatro paredes y esperar que lleguen los lectores.
Precisamente la FIL va por ese camino: el encuentro, el abrazo entre los lectores, los autores y los libros, lo que se viene cumpliendo cada año. ¡Muy bien!
Doce apuntes desde la sinceridad y de la necesidad de la autocrítica.
LO BUENO:
1.- Es indiscutible el aporte enorme de la Cámara Departamental del Libro con la realización de la FIL. Abre puertas al conocimiento en sus diferentes niveles. La gente adquiere libros, se emociona, se sorprende y apoya. Más allá de la asistencia masiva cada año, es una señal que la gente lee cada vez y mucho.
2.- Las librerías y editoriales se esfuerzan y ofrecen lo mejor de sus producciones y de libros extranjeros. Los precios hay para todos los bolsillos. Es una enorme oportunidad de vender más libros, revistas y otros.
3.- Un evento cultural que permite un encuentro de la familia, que asisten con sus hijos, quienes son los adulados de la FIL, por cuanto hay varios espacios para su distracción y aprendizaje.
4.- La FIL tiene su espacio ganado a nivel nacional e internacional, no solo por la presencia de invitados especiales, sino por la dinámica que le imprime durante 11 días, generando una serie de actividades culturales, artísticas, literarias, sociales y de fuentes de empleo para cientos de personas. Santa Cruz espera con ansías la realización de la FIL y lo demuestra visitando cada día los stands de la fiesta de los libros.
5.- La complementación de actividades importantes, como la realizada por la Veeduría Ciudadana de los Derechos Humanos a favor de una cultura de respeto y vigencia de los Derechos Humanos.
LO FEO:
6.- En el pabellón Brasil, el central, si bien hay que pagar entre Bs. 6.000 a 8.000 un stand, que lo pueden hacer las grandes librerías y editoriales, que están en su derecho; pero hubo entre 3 a 4 expositores, que no tenían nada que ver con libros, sino con juegos para niños, pinturas y otros lo que distorsiona en alguna medida no a la FIL, sino al pabellón principal.
7.- En casi todas las presentaciones de libros, la asistencia fue muy poca. Se vieron los mismos de siempre: amigos y parientes del escritor de turno, algunos curiosos, personal de apoyo de la FIL. Sin duda, los autores hicieron sus esfuerzos, pero quizás faltó mayor difusión y apoyo de prensa. O como dicen por ahí: un mejor marketing.
8.- Gran parte de la cobertura de los medios de prensa se centró en el pabellón Brasil y con algunos stands, olvidándose del resto de los participantes. Para ampliar la cobertura de la prensa se deben mejorar sustancialmente la gestión de prensa de la FIL: premiando a las mejores notas periodísticas, realizar notas y reportajes para mandar a los medios, invitar a que los autores vayan a los programas de la Tv y de las RRSS y otras acciones.
LO MALO:
9.- Los autores que vienen editando sus libros con sus propios esfuerzos, sin contar con el apoyo de alguna editorial o auspiciante, quedaron relegados como en el patio de la casa, lugar donde asistió poca gente, no como la que se hizo presente en el pabellón Brasil y USA, que rebalsaban de visitantes.
10.- Los visitantes que llegaban al Pabellón Cultural, donde exponían sus creaciones más de 60 autores y artistas de Santa Cruz, La Paz, Vallegrande, Camiri, Montero, donde se pusieron mesas y sillas al descubierto, muchas vacías sin que la FIL tome alguna medida de reparación, reflejaban un lugar obscuro y no apto para esta clase de evento ferial. La Cámara del Libro tendrá que mejorar el aspecto físico de este pabellón con banner gigantes, nombres de cada expositor, mamparas, más iluminación.
Además, no se contó con la cobertura de prensa ni de la propia FIL, limitándose a una sola nota, a pesar de ello, los autores hicieron todos los esfuerzos en sus RRSS para informar de que estaban presentes en la FIL. La prensa se acordó de ese pabellón cuando ocurrió una agresión de una persona contra otra.
11.- Los visitantes los que iban a este pabellón, llegaban “yescas”, porque compraron sus buenos y varios libros en los otros pabellones, sentimiento colectivo que compartieron varios autores, como el suscrito periodista, a quienes varios les indicaban que estaban sin dinero, mostrando sus bolsas con varios libros.
Como propuesta para las próximas versiones de la FIL, cuyos organizadores tendrían que ver la posibilidad de que los autores independientes y la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos, puedan ser tomados en cuenta en los pabellones Brasil y USA, pero a precios razonables los stands. Hacer una combinación o dedicarles una esquina en ambos pabellones.
LO MAS IMPORTANTE:
12.- Mi gratitud a la FIL por permitirnos participar como expositores, que nos permitió entregar nuestros libros a los visitantes y que nos reconozcan en nuestra trayectoria.
A seguir pa delante. Siempre se puede y se debe mejorar.
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