Por: Rómulo Limache Orellana*
En un intento de recopilar datos sobre la historia de esta hermosa ciudad en sus diversos aspectos y contribuir al conocimiento de los hechos, pudimos hacer un breve compendio sobre la historia del principal hospital de Montero, respaldado, por supuesto, en documentación existente, información obtenida a través de la investigación y en los datos dejados por historiadores e investigadores que han seguido la evolución del antiguo pueblo de La Víbora, hoy en día convertido en una ciudad en constante crecimiento y desarrollo como Montero. Esta es una parte relevante de la relación que hemos logrado.
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En la concreción del anhelo de contar con un hospital, tuvo importancia preponderante el aporte económico del sector cañero, las iniciativas de los rotarios, la Iglesia Metodista y las autoridades que gestionaron recursos ante el gobierno nacional a lo largo del proceso de evolución del principal nosocomio de Montero.
Como consecuencia del incremento de la población debido al programa del Gobierno de Víctor Paz Estenssoro denominado ‘marcha al oriente’ en 1953 y la presencia de la Corporación Boliviana de Fomento con el proyecto de instalación del Ingenio Azucarero Guabirá, la atención a las necesidades de la salud, se hace absolutamente imprescindible.
Ya desde 1954, prestaba servicios sanitarios el Centro de Salud y Unidad Móvil, bajo la dirección del Dr. Miguel Cassal Maire apoyado por un personal paramédico, administrativo y de servicios que luchaba contra las enfermedades infecto contagiosas y parasitarias, salud pública preventiva con vacunaciones masivas, además de la atención clínica y curativa.
En 1955, el Servicio Interamericano de Salud, establece su centro de operaciones en Montero.
En 1956, el productor y terrateniente Germán Moreno Suárez, dona terrenos en el lado este de Montero. En el proceso de urbanización de estos predios, el entonces alcalde municipal Carlos Correa Villarroel, destina un total de 10.000 metros cuadrados para la construcción de un hospital.
En 1957, se conforma el Comité pro hospital encabezado por el Dr. Miguel Cassal Maire, secundado por Baldomero Vilagut, José Gutiérrez, Sergio Mercado, Francisco Arévalo, Oscar Ortiz y otros, la mayoría socios del Rotary Club. Este comité, lleva adelante una serie de actividades con el propósito fundamental de aportar para la construcción de un hospital. Los cañeros que acopian materia prima al ingenio Azucarero Guabirá, aportan con Bs. 400 por tonelada de caña ingresada.
Mediante acción y apoyo de diversas instituciones, ciudadanos y autoridades, a finales de 1957 se coloca la piedra fundamental en acto que contó con la presencia de autoridades departamentales.
En 1958 recursos logrados por el Rotary Club, que suman alrededor de 100.000 pesos bolivianos, más el aporte de los productores cañeros y la Alcaldía, posibilitan el inicio de la construcción del nosocomio.
Ese mismo año, el Dr. Julio Manuel Aramayo, ministro de Higiene y Salubridad, a su vez, presidente nacional del Rotary Club, en visita a Montero, evidenció la urgente necesidad de que este pueblo cuente con un hospital y compromete su apoyo. Mediante comunicación telegráfica, hace saber que el aporte gubernamental será de 130 millones de pesos bolivianos destinados a la construcción del primer cuerpo del hospital.
Agotados los recursos en la nueva construcción, los rotarios gestionan ante el Ministerio de Higiene y Salubridad el cumplimiento del compromiso y con apoyo de Carlos Correa Villarroel, ya convertido en diputado nacional logra la aprobación de una Minuta de Comunicación al Poder Ejecutivo, para la conclusión del hospital.
En 1959, la Alcaldía Municipal, a cargo del alcalde Maximiliano Garrido, aporta con 50 millones de pesos bolivianos a los que se suman 25 millones provenientes del Estado a través del Ministerio de Higiene y Salubridad y continúa la ejecución de la obra.
Entre 1961 y 1962, el aporte de los cañeros, alcanza a 140 millones que sirven para la continuidad de la obra.
El 20 de mayo de 1963, ante el regocijo general, la obra construida, es inaugurada oficialmente y comienza a prestar servicios bajo la dirección del Dr. Gonzalo Jáuregui, su primer director.
Por entonces, era ministro de industria y comercio el Dr. Alfonso Gumucio Reyes, político altruista, visionario de extraordinaria personalidad, que entre 1952 y 1956 jugó un papel determinante en la aplicación del plan Bohan en su papel de presidente de la Corporación Boliviana de Fomento1. Gumucio Reyes, a título personal, donó camas, muebles, material quirúrgico y hospitalario necesario para el funcionamiento del hospital. En reconocimiento de este gesto solidario, el nuevo hospital lleva su nombre.
Poco tiempo después de la inauguración, el Dr. Miguel Cassal Maire, junto al Dr. Jáuregui, realiza con éxito la primera intervención quirúrgica: una cesárea, intervención que queda en la memoria histórica del hospital.
En octubre de 1965, la Iglesia Evangélica Metodista en Bolivia, asume la responsabilidad de administrar el hospital Alfonso Gumucio Reyes, mediante convenio firmado con el Ministerio de Salud. La atención en los diferentes servicios sanitarios se pone en manos de los médicos metodistas estadounidenses, James W. Alley, Brook Taylor y James Bechs, junto al personal de apoyo.
Mediante Resolución Suprema Nº 151346 de 15 de diciembre de 1969, se obtiene la Personalidad Jurídica del H.A.G.R.
El 12 de junio de 1971, el hospital comienza a apoyar la formación de médicos mediante prácticas rotatorias de medicina interna, cirugía, ginecología y obstetricia, pediatría, con alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba, luego de la firma de un convenio.
También en 1971, con ayuda de la Iglesia Metodista de EE.UU. se amplía el hospital con una sala de emergencias, comedor y cocina.
El 15 de noviembre de 1972, fallece de manera repentina el Dr. René Balderas López, entonces director del hospital. Es el momento en que asume la dirección el Dr. Julio Vaca Arredondo. Un año después, ante el alejamiento del Dr. Bruks Taylor, Julio Vaca queda como director titular de la Obra Médica.
Nuevamente, en 1974, la Iglesia Metodista, esta vez con el apoyo de las Damas de Protección al Niño, aporta a la ampliación del hospital con la construcción del pabellón de pensionado y las salas de medicina general para mujeres.
En esa misma época, es construido el frontis que actualmente presenta el hospital Alfonso Gumucio Reyes.
1977, es recordado como sobresaliente, por la construcción e inauguración de la maternidad y su equipamiento, hecho realidad con la ayuda de la Central Evangélica metodista. El mismo año se inaugura el sistema automático de lavandería.
En 1988, al cumplir 25 años, el hospital estrena un equipo portátil de rayos X, adquirido con recursos propios. Una serie de hechos posteriores y siempre con la ayuda de gente de buena voluntad, nuestro hospital, logra sobresalir en el ámbito nacional como un referente de los servicios de salud.
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En los últimos años, el Hospital Alfonso Gumucio Reyes ha enfrentado momentos difíciles y desafíos, pero con dedicación ha superado los obstáculos de la pandemia del coronavirus. Además, ha sido reconocido por su labor a nivel nacional y se destaca como un centro de formación para profesionales de la salud. Inicialmente ofrecía internados para estudiantes de medicina en busca de un título profesional, y actualmente brinda especialización a médicos egresados que buscan un alto nivel de formación para cubrir las necesidades en este campo en hospitales del país.
*Rómulo Limache Orellana
Periodista, investigador de la Historia de Montero
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