Asesinan a mujer taxista en Sacaba, simulan suicidio y sospechan de su exmarido

Jhoselin Carballo Ramírez, una mujer que trabajaba como taxista para mantener a sus dos niñas, fue encontrada sin vida y colgada de un árbol de eucalipto. A primera vista, todo parecía indicar que la se había quitado la vida, excepto por un detalle: tenía una herida en la nariz y el rostro con manchas de sangre, como si hubiese sido golpeada antes de ser ahorcada. Además, estaba semisentada.

Este y otros datos averiguados después permiten presumir que Jhoselin fue víctima de feminicidio. La séptima de este año en Cochabamba y el número 37 en el país. Dos niñas de 7 y 9 años han quedado en la orfandad.

Este crimen ocurrió en la zona de Rodeo, en Melga, provincia Sacaba, el martes 3 de junio. Jhoselin iba a cumplir 25 años este mes. Era una adolescente cuando se enamoró de José Waldo Ch Q., se casaron y tuvieron a sus dos hijas. Sin embargo, apenas nació la segunda él la abandonó. Le mandó dos meses de pensiones y luego no supo más de él, hasta que se enteraron que había caído preso en Chile por un delito de tráfico de droga.

En 2016 ella tramitó el divorcio. Los últimos siete años, Jhoselin salió adelante con el apoyo de su familia. Trabajaba como taxista en la línea de radiotaxis San Pedro, en Rodeo, y recién comenzó una relación con un hombre de su misma zona.

De acuerdo con la declaración de una de las tías de Jhoselin, el domingo 2 de junio las niñas comentaron asustadas que día antes (el sábado 1 de junio), cuando salieron con su mami, se encontraron con su papá, Waldo Ch.Q. y que él tuvo la intención de golpearla.

Cuando la tía le preguntó a la misma Jhoselin sobre este encuentro, ella evadió la respuesta. “Parece que no me quería avisar, solo me dijo que su exmarido estaba en camino y le llamaban de un número privado”.

Otra de las tías de Jhoselin relató que su sobrina le había confiado a una de sus amigas que, en ese encuentro con Waldo, ella reclamó por todas las pensiones adeudadas en siete años y él “la había amenazado con hacerle algo”.

El lunes 3 de junio, la última vez que vio con vida a Jhoselin fue su madre, Eusebia Ramírez. Mamá e hija se despidieron a las 14:00 en la tranca. Vestida con una chompa azul y un buzo plomo, Jhoselin se fue en su auto, predispuesta a trabajar toda la tarde como taxista.

Al día siguiente, a doña Eusebia la llamaron del radio taxi San Pedro para avisarle que habían encontrado a su hija muerta y que su auto había sido abandonado, con la llave dentro, cerca del colegio Antofagasta y de la extranca.

Después se supo que el novio de Jhoselin, Edgar, recibió mensajes del celular de ella, a las 21:00 del lunes 3 de junio, pidiéndole que le avise a su hermano Winner Carballo que dejó su auto cerca del colegio Antofagasta y que lo vaya a recoger ahí. Luego le dijo que había decidido irse a otro país, a Argentina, a trabajar.

Preocupado, Edgar se fue a la casa de la familia de Jhoselin y les contó acerca de estos mensajes, pero nadie sabía de su paradero. La llamaban y no contestaba.

Una de las tías de la víctima también recibió mensajes del teléfono de ella, incluso el martes 4 de junio, en los que le aseguraba que se iba a Argentina a trabajar “porque estaba embarazada”. Sin embargo, la joven madre ya había sido hallada sin vida.

Toda la familia sospecha que el exmarido de Jhoselin está implicado en el feminicidio, para no tener que pagar siete años de asistencia familiar.

Sin embargo, la Policía y la Fiscalía han iniciado una investigación que abarca distintas vertientes. La familia de Jhoselin acudió al Observatorio de Justicia de la Fundación Voces Libres para pedir apoyo legal en el caso. El abogado Marcelo Sánchez se hizo cargo de la defensa de la familia de la víctima.

Tras la autopsia de ley que confirmó el ahorcamiento de Jhoselin, como causa de muerte, la familia Carballo trasladó sus restos hasta Rodeo, para el velorio.

Fuente: Voces Libres

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