La entrada folclórica de la Unidad Educativa San José celebró 25 años de tradición

Considerada un patrimonio de la Unidad Educativa San José Obrero (turno tarde), el sábado 31 de agosto la entrada folclórica celebró sus Bodas de Plata: 25 años de tradición y devoción a la Virgen de Urkupiña. Estudiantes de los niveles Primario y Secundario, así como exalumnos, recorrieron las principales calles de la ciudad presentando diversas coreografías representativas de los departamentos del país.

Su fundador, el profesor Efraín Ramos Parada, quien ejerce como director del establecimiento educativo durante 33 años, manifestó que la entrada folclórica se ha realizado de manera continua durante los últimos 25 años, con la excepción del año en que la población estuvo en confinamiento debido a la pandemia del Covid-19.

La iniciativa surgió a raíz de los viajes anuales que realizaban los estudiantes a Quillacollo para danzar con sus agrupaciones en la entrada que se celebra en esa ciudad en devoción a la Virgen de Urkupiña.

“La semana del 15 de agosto dejaban el colegio vacío. Era una semana obligatoria de vacaciones”, explicó Ramos. Por eso decidieron traer una imagen de la Virgen para que los estudiantes ya no tuvieran que viajar. Desde entonces, cada año, los estudiantes y sus familias le rinden homenaje, pues son devotos de ella. “Nos va bien a nivel personal, pero también nos ha ido muy bien a nivel institucional. Hemos avanzado mucho con la bendición de la Virgen”, afirmó el docente.

La entrada folclórica se realiza cada último sábado de agosto (este año coincidió con el 170 aniversario de la fundación de Montero) y es una expresión cultural de toda Bolivia. “Así como nuestra ciudad es una concentración de la bolivianidad, aquí conviven paceños, orureños, potosinos, chuquisaqueños, cruceños; cada uno con su música, pero todos somos hermanos y debemos llevarnos bien”, indicó Ramos.

En estos 25 años de presencia cultural, 1.500 estudiantes y exalumnos protagonizaron las diversas coreografías, que comenzaron su recorrido desde la calle Independencia, en la zona de la plaza principal, continuando por la calle Pastor Díaz, la avenida Circunvalación y la avenida Pampa de la Madre, para finalmente llegar al colegio. Los danzantes recorrieron una distancia de 2 kilómetros al ritmo de la música.

La nota colorida de esta versión fue la presencia de un grupo de la comunidad afroboliviana de Santa Cruz de la Sierra cuyo contagiante ritmo arrancó aplausos del público. Los músicos fueron contratados por los exalumnos, quienes en su época estudiantil también formaron parte de la consolidación de la entrada folclórica.

“Acá no hay ganadores, es pura devoción a la Virgen”, aclaró Ramos, añadiendo que la noche anterior se realiza un convite entre todos los participantes. Este acontecimiento les permite recaudar fondos que se invierten en mejoras para el colegio. “Este año la recaudación fue de Bs 9.000, dinero que será empleado en pintar todo el módulo educativo”, insistió el educador.