En su zafra nueve, Aguaí consolida el “filete miñón” o nuevo polo cañero de Santa Cruz, ya invirtió cerca de $us 200 millones

Chané, Colonia Piraí y Peta Grande se han convertido en el triángulo industrial azucarero más productivo de Bolivia. El ingenio sucroalcoholero, que este año batirá sus récords de producción de azúcar y alcohol, tiene motivado a los productores que han desarrollado 30.000 nuevas hectáreas de caña.

Róger Cuéllar Castro I Urbe.bo

Fotos: Douglas Banegas Cruz

Cuando se dice “Santa Cruz, la locomotora económica de Bolivia” ya parece un cliché o una frase hecha sin sentido, pero es tan real que puede salir a constatar de muchas maneras. El ingenio sucroalcoholero Aguaí, al cual visitó URBE.BO y Bolivia Noticias Urbe (Facebook), anclado en el triángulo que forman Chané, Colonia Piraí y Peta Grande (a 115 km de la Santa Cruz de la Sierra) –extremo norte del departamento de Santa Cruz- impulsa un nuevo polo de desarrollo agropecuario. Para los industriales y productores cañeros es el filet mignon (filete miñón) del agro en Santa Cruz por las características de la calidad productiva.

Los extensos cañaverales, algunos de más de dos metros de alto, forman una especie de jardín al lado de la carretera de esa región. Hay lugares en lo que uno solo puede unir con la mirada las plantaciones de caña con las nubes, en otros se observan máquinas gigantes y pequeñas, en algunos casos cosechando y en otros sembrando caña. No hay duda que la zafra cañera es uno de los mayores acontecimientos económicos de Santa Cruz y el país.

“La industria azucarera cruceña es la madre de la economía cruceña y boliviana desde hace varias décadas”, complementa Cristóbal Roda, presidente del ingenio Aguaí, al recibirnos con camisa afuera de un pantalón jean y mocasines en plena planta del ingenio que hace unos días puso en marcha su novena molienda de caña.

Se muestra sonriente, contento por el inicio de la novena zafra, “somos el ingenio más joven en el país, recordemos que los más antiguos van a completar 67 y 68 años de funcionamiento.  Aguaí es una inversión que empezamos empresarios bolivianos, como parte de la concepción de un polo de desarrollo en el extremo norte de Santa Cruz. Estamos es una zona muy productiva”.

En Aguaí se han propuesto producir 2,3 millones de quintales de azúcar sin azufre, para el abastecimiento del mercado nacional y para exportación

A SUPERAR SUS RÉCORDS

Vista aérea del ingenio Aguaí.

No solo los dueños del ingenio están animados con esta nueva zafra, los cañeros de la zona también están muy esperanzados en cumplir con sus cupos asignados de entrega de la materia prima. En 2021, Aguaí pretende batir sus récords, ya que es el ingenio que crece de manera vertiginosa desde hace 5 años. “Pensamos procesar 2 millones de toneladas de caña, 400 mil más que en 2020 (1,6 millones). En azúcar el año pasado hicimos 2 millones de quintales, este año queremos hacer 2,3 millones. En 2020, fabricamos 70 millones de litros de alcohol, ahora (2021) queremos alcanzar 90 millones”, remarca sus objetivos en cifra.

Además, en 30 días más pondrán en operación un nuevo caldero y una nueva turbina de generación de electricidad. Eso permitirá llegar a los niveles óptimos de procesamiento, no es que vayan a incrementar la capacidad instalada, sino que esa tecnología ayudará a utilizar la capacidad ociosa que tienen.

Aguaí generará 60 magavatios de energía renovables, renovables porque se usa bagazo de caña. Esta electricidad será integrada a la red nacional, lo cual ahorra en consumo de gas, que por el momento Bolivia tiene dificultades para cumplir con los volúmenes de exportación a Argentina y Brasil. “Liberaremos gas de consumo interno para que lo puedan exportar. Las termoeléctricas solo pagan 1,30 dólares por millón de BTU y cuando se exporta se recibe entre 5 y 6 dólares. Es mucho ahorro para el país”, precisa Roda.

Al nuevo polo cañero demanda inversión permanente, solo Aguaí ya suma cerca de $us 200 millones en su novena zafra. La industria azucarera crece paulatinamente.  Y como esta región se ha convertido en el nuevo epicentro de desarrollo productivo del norte cruceño, ya se contabilizan 30.000 hectáreas nuevas de cultivo de caña, con 400 trabajadores permanente en la industria, de los cuales el 60% es gente que vive en los pueblos aledaños.

Los cañeros estimulados por el ingenio sucroalcoholero cada año amplían sus plantaciones en la región del norte, ya han consolidado 30.000 nuevas hectáreas de caña.

CAÑEROS, EL GRAN SUSTENTO INDUSTRIAL

Todo este impulso económico para Santa Cruz y Bolivia, no fuera posible también sin la participación de los productores cañeros, transportistas y emprendedores de rubros vinculados a esta actividad.

Para Jorge Aguilera, uno de los principales proveedores de caña a Aguaí, esta nueva región tiene una calidad nutritiva de su tierra impresionante, una precipitación pluvial del orden mínimo de 1.800 milímetros y no se concibe sin el ingenio Aguaí, no solo por su éxito empresarial, sino por el efecto multiplicador que representa para los productores y la población en general. Asegura que el ingenio ha motivado y generado gran expectativa entre los productores a seguir mejorando la productividad por cada hectárea.

“Cuando en el resto de las áreas tradicionales o centrales cañeras están con un rendimiento de un poco menos de 50 toneladas por hectárea, en esta zona estamos por las 70 toneladas por hectárea. No hay duda que se puede ser aún más competitivo, pero debe darse mayor atención a las actividades culturales, nivelación de suelos, construcción de drenajes. No se concibe en esta zona producción sin mejoramiento de las tierras, es decir crear drenajes, incorporar nuevas variedades. Eso es lo que genera mayor productividad”, destaca el ex senador Aguilera.

Saca pecho por el sector, indicando que la producción cañera es el principal aportante al Producto Interno Bruto (PIB) nacional. Genera alimento, un efecto multiplicador de gran impacto. “A partir de la caña de azúcar se genera la actividad industrial, con efectos de empleo en el transporte, los cortadores de caña, llanteros, pensiones, restaurantes, etc. Y, además, atrae divisas para el país y genera ahorro, a través de la producción de etanol para el combustible del parque automotor. Podemos decir que esta energía limpia que producimos es el futuro”.

BIOTECNOLOGÍA Y GOBIERNO

Cristóbal Roda y Jorge Aguilera tienen claro que para seguir apuntalando el crecimiento económico son necesarias, por el momento, dos cosas. Una que el Gobierno escuche a los empresarios y emprendedores, así como que impulse la incorporación de la biotecnología para producir más en menos áreas y de esa manera cuidar la madre tierra.

“La incorporación de la biotecnología es un camino sin retorno, ya que es una realidad productiva que desarrollan los países vecinos. No solo hablamos de biotecnología para la soya, que ya existe en el país, sino también para el maíz y la caña de azúcar. No se ha demostrado que afecte a la salud, tal es así que Argentina no produce un grano de maíz si no es con biotecnología”, puntualiza Aguilera.

Roda considera que se debería crecer aún más, de ahí que hace un llamado al presidente Luis Arce. “El sector privado necesita coordinar, trabajar en forma conjunta con el Gobierno. El país necesita empleo, reactivar la economía. Entonces porque no trabajar en conjunto. Y eso es lo que el Gobierno aún no entendió, pero esperamos que sí lo entienda en el corto plazo. Urgente necesita trabajar no solo con los sucroalcoholeros, también con los ganaderos, los agricultores y los constructores. Buscamos trabajar de la mano, los empresarios somos un eslabón importante en la economía, como es el Gobierno en la aplicación de normas productivas.

AGUAÍ, LA CHICA NUEVA DEL BARRIO

El ingenio sucroalcoholero Aguaí es considerada por sus dueños como la mejor, la más tecnificada, la más eficiente y la más productiva. “Estamos para trabajar no 20 o 30 años, sino un siglo. Lo hacemos porque nos gusta el trabajo, producimos para el mercado nacional y para exportar. Bolivia necesita salir de la pobreza. La industria madre del oriente es la azucarera, solo hay que recordar nombres de este sector, como don Ramón Darío Gutiérrez (del ingenio San Aurelio), los tres hermanos Gasser, de la Bélgica o lo que fue la Esperanza (ingenio azucarero) en su momento. Y seguirá siendo líder en el país”, reflexiona Roda.

Hay Roda para rato. “Somos la segunda generación de los Roda, y la tercera ya trabaja también. Somos una familia de industriales, así como hay políticos, periodistas, constructores, médicos. Nos gusta la transformación, el dinero no lo miramos como un fin, sino como un medio para generar bienestar. Nos sirve para reinvertir, mejorar, para ser eficiente y crecer”.

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