Fotos: Captura De mi tierra TV Internacional
El carnaval de Oruro, Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad se luce ante el mundo con su tradicional entrada de sábado de peregrinación luego de dos años de estar ausente por la pandemia del coronavirus que ha trastocado las actividades en el mundo.
Las diferentes fraternidades o grupos de danza hacen gala del ritmo particular que tiene cada una de ellas, como la Diablada, Morenada, Caporales, Tinkus, Incas, Llamerada, Kullaguada, Doctorcitos, Potolos, Negritos, Pujllay y una serie de danzas ancestrales y originales de Bolivia.
Al ritmo de la música, cada grupo danza con movimientos armónicos transmitiendo, cada uno de ellos, un significado que está implícito en la lujosa vestimenta, la coreografía y los personajes que en cada danza se desenvuelven con real maestría.

Entre las danzas más representativas, están sin duda la Diablada y la Morenada, con existencia perdida en la historia casi a la par de los acontecimientos de la época colonial y algunas desde antes de esa época.
En esta fiesta se puede apreciar la riqueza artesanal que existe en el país, los atuendos de cada danza se destacan por los extraordinarios bordados que muestran la calidad de artesanos bordadores que enriquecen el espectáculo extraordinario de este antruejo.
Las máscaras o caretas, son otros de los atuendos que, a pesar de lo que podrían considerarse aterradoras, son hermosas por la maestría en que fueron manufacturadas. Las lucen personajes como los diablos, las chinas y los morenos.

Y qué decir de las bandas de música, que además de su magistral interpretación musical, acompañan su paso con originales coreografías.
Después de un recorrido de aproximadamente cinco kilómetros, los grupos de danza llegan hasta los pies de la Virgen del Socavón en el santuario construido sobre un cerro excavado para la explotación minera de la colonia, donde cada bailarín o danzante, ingresa de rodillas para venerar la imagen sagrada de la Virgen María del Socavón, en cumplimiento de una promesa.

Una grandiosa fiesta cultural, folclórica y ancestral, que ha pretendido ser imitada y peor, apropiada por algunos países vecinos, hasta donde estas danzas fueron llevadas por algunos residentes bolivianos como expresión de devoción de santos en ciudades, que ahora se arrogan la propiedad de estas danzas, símbolo de la bolivianidad andina.
Santa Cruz, en el oriente boliviano, tiene su propia característica también muy particular y grandiosa en su expresión cultural carnavalera, que se observa en el Corso de la noche de sábado de Carnaval.

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