Además del fervor cívico y la alegría demostrada a lo largo de la caminata con acompañamiento de las melodías orientales ejecutadas por la tamborita, el desarrollo del Día de la Tradición fue también ocasión para recordar la costumbre de antaño en el uso de utensilios del hogar, el gusto por los dulces y postres tan tradicionales y propios de la región que con mucha propiedad y riqueza mostraron las ‘pascanas’ lugares de descanso donde en el pasado los caminantes encontraban alivio para la sed, el hambre y el cansancio.
Fueron cinco las pascanas encontradas por los caminantes de la Marcha de la Tradición ubicadas a lo largo del trayecto al campo ferial: La primera en el Instituto CINCO, la segunda en el centro comercial Super Unión, la tercera en el Colegio Gabriel René Moreno, la cuarta en el surtidor El Bato y la quinta en Las Lomas.

Todas se prodigaron en la preparación de estos lugares de descanso adornados con los recordados utensilios tejidos en hojas de palma con un fondo verde y blanco, refrescos y golosinas hábilmente preparadas con ese sabor tradicional incomparable.
Objetos que fueron recuperados del recuerdo con el propósito de preservarlos y transmitir la costumbre de su uso en años pasados a las nuevas generaciones y hacer que no muera la tradición.
Lo más llamativo de las pascanas fue la exposición de utensilios como el baquitú al que otras personas le llaman baticú, el cedazo, el muy conocido lavaplato hoy sustituido por la esponja sintética, el jasayé, jometoto, urupé, garabato una especie de colgador de tazas y vasos conocidos como canecos y otros elementos de uso personal, como la honda, el poro, los sombreros tejidos de palma, juguetes, como el enchoque, las bolitas, el trompo y no faltaron los dulces en chupetes, chupetitos, virulos, tablillas, arroz con leche, manjar blanco y vasijas y herramientas útiles como las tinajas, el trapiche, hamacas, por ahí una noria y por supuesto también el inolvidable duende con su enorme sombrero de saó.

Una jornada de mucho colorido, alegría, música, danza, hermosas jóvenes y damas vestidas de tipoy verde y blanco y caballeros con camisa blanca, niños y niñas que reciben de sus padres el legado de lo tradicional, tratando en lo posible de disminuir la influencia foránea de la música y costumbres que los jóvenes van adquiriendo.
Las nuevas generaciones provienen de padres jóvenes, que ya no han vivido las costumbres de antaño y cada vez se hace más difícil mantener las tradiciones, y este tipo de expresiones, son muy válidas y deben ser promovidas, hacerlas más participativas, en especial por niños y jóvenes que en el futuro, tendrán que ser quienes las transmitan a sus hijos.
RLO/Montero Noticias
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