Una frase que exalta la vocación en el homenaje por el Día del Maestro en la U.E. San Maximiliano Kolbe
Por: Rómulo Limache Orellana
En medio de los homenajes al maestro que este martes 6 de junio realizaron alumnos de todas las unidades educativas, resaltamos una frase que sin duda lo dice todo con respecto a la labor que desarrollan los educadores en nuestro país y particularmente en nuestra ciudad de Montero, “El maestro que ama enseñar, hace que sus alumnos amen aprender”.
Una síntesis del valor que tiene la ‘vocación’ que lleva a seres humanos a prepararse para esa misión de tal trascendencia que es enseñar, transmitir conocimientos con una preparación previa en las ciencias que ocupan su tiempo en traspasar al cerebro de sus alumnos, pero sobre todo en el espíritu de sus niños y jóvenes que moldean como la arcilla en manos del alfarero buscando el mejor resultado de su labor, no de manera mecánica, sino con arte y ciencia, de manera didáctica, aplicando lo que aprendieron en su etapa de preparación.
Como todos los años, ha sido una fecha de reconocimiento a esa labor que, para muchos maestros, se ha convertido en un apostolado, porque el maestro de vocación, sabe que está en sus manos la formación de personas, de seres humanos dispuestos a aprender cuando se les enseña con amor, cuando el maestro sabe que tiene la responsabilidad de estar formando al ciudadano que en determinado momento se constituirá en autoridad, en profesional responsable por la vida de los demás, en persona preparada para aportar al desarrollo del ámbito en el que se desenvuelve, de ser una persona de bien.
El amor por la enseñanza, demostrada por maestros y maestras en su actitud en el aula frente a los alumnos, despierta sin duda, el amor por aprender. Porque el amor se transmite y quienes son capaces de demostrarlo, son aquellos maestros y maestras, que, a su vez, aman su trabajo, porque aman a esos seres que la vida los ha puesto frente a ellos.
Nuestro homenaje y reconocimiento a las maestras y maestros inolvidables, aquellos que marcan nuestras vidas con sus enseñanzas, además de las ciencias, de la vida, de la actitud frente a la sociedad, frente a la familia, ante la Patria, aquellos que a pesar del magro reconocimiento salarial, ponen su vida en la enseñanza, porque el destino les ha señalado el camino marcado por la vocación, la verdadera, la que está desprovista de intereses de cualquier índole que no sea la de formar responsablemente a seres humanos, la que no permite que influyan en su espíritu, intereses mezquinos ajenos a su misión de enseñar, sin dejar de lado, por supuesto, la defensa de sus derechos.
Los forjadores de ciudadanos de toda índole, merecen un mejor trato, es necesario que nuestros gobernantes tracen políticas para dar lugar a un mejor tratamiento económico al sector del magisterio, todos somos el resultado de sus enseñanzas, individualmente aprovechadas o no, somos el resultado de la formación impartida en las aulas, así como de la educación que los maestros nos ofrecen como complemento al que recibimos, mucho o poco, en el hogar.
Mi homenaje a todos los educadores del país, y mi nostalgia por aquellos seres que han influido positivamente en mi vida, mis profesores de primera enseñanza, la base de nuestra personalidad y trascendencia en la vida. Los recuerdo con el cariño que ellos me enseñaron a tener por la vida y por los conocimientos. Gracias MAESTROS.
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