Fútbol nuestro: entre destellos y amaños

El anuncio de la repentina suspensión del torneo profesional del fútbol boliviano, bajo el argumento de la existencia de amaño de partidos, transita por situaciones inverosímiles. La muestra es la última sesión del Consejo Superior. Se habló de todo y mucho, pero nada de certezas. Más pareció un ardid montado por el presidente de la FBF, Fernando Costa, al que el 99% de los clubes, a excepción de The Strongest, cerraron filas.

*Por Ismael Luna Acevedo.

El problema estriba en cómo destrabar esta parálisis sistemática de la actividad de fútbol profesional boliviano, dado que el argumento de «amaño de partidos», en la perspectiva legal y el sentido común, no ameritaba una medida tan drástica como la anulación de un torneo.

Más aún, cuando esas denuncias de «amaños» y corrupción en el fútbol boliviano, se han hecho público primero en el ámbito mediático, sin tener clara la tipificación de la materia penal.

Cuando el Consejo Superior, determina que los 17 clubes se someterán a un proceso abreviado para saber en 7 o 10 días si realmente están involucrados o son inocentes, solo muestran señales de que se transita por la tangente. Así, la incertidumbre crece aún más y las dudas se multiplican.

Una de las grandes dudas que da origen a una de las hipótesis es que Costa y los clubes que lo respaldan convinieron en anular un torneo porque el negocio del fútbol, administrado por la FBF, estaba transitando con costo-beneficio cero. Ejemplo, los ingresos por derechos de televisión, tercerizado a más no poder, había perdido el control financiero del ente federativo. Para ello, había que inventarse un argumento válido y recurrir a una excusa contundente: la existencia del amaño de partidos, cuya práctica que a «vox pópuli» se dice que, hace rato, está vigente en el fútbol boliviano.

Entonces, el argumento de refundar el fútbol boliviano, limpiar toda la telaraña de corrupción, expulsar a los dirigentes y clubes involucrados en los amaños denunciados, día que pasa pierde fortaleza. En realidad, todo se trata de cómo tener el manejo de poder, el control directo de los derechos de televisión y los intereses de dirigentes y clubes, pero todos con escaso amor por el fútbol; simplemente guiados por los destellos e interminables amaños. El tiempo nos absolverá, si esta percepción es equivocada; por ahora eso es lo que se percibe. Mientras tanto, el fútbol como práctica del juego limpio, en el caso boliviano, sigue a la deriva.

*Ismael Luna Acevedo/Ojo de Luna

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