Por Roberto Méndez, presidente de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz.
Con el mejor oficio del mundo en terapia intensiva. Así llegamos a este 10 de Mayo de 2021, cuando conmemoramos el Día del Periodista por el fusilamiento del periodista Cirilo Barragán en 1865 en manos de Mariano Melgarejo y también porque, en1938, uno de los tres presidentes cruceños, Germán Bush, creó la “Caja Nacional de Jubilados y Pensionados de Periodistas”, incorporando nuestro oficio a la profesionalidad y a la seguridad social.
Malheridos en primer lugar, por un enemigo invisible. Un virus corona que nos dice que somos pasajeros en este mundo. Y que hasta enero del 2021 se ha llevado más de 600 periodistas en 49 países, la mitad de ellos latinoamericanos, según la ONG Campaña Emblema de Prensa.
Y que, en Bolivia hay más de 50 muertos y fue en Santa Cruz donde se reportó el primer deceso, el de Jacinto Quispe, un 25 de mayo del 2020 y luego seguiría el de Rubén Darío Méndez, nuestro secretario de prensa de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz.
Y, en segundo lugar, este virus ha acelerado el destape de la virtualidad generando la multiplicación de guerreros digitales en las redes, creando la “profesión”, de los manipuladores de la opinión pública que con las “Fake News” atacan la esencia del periodismo: el servicio a la sociedad y la búsqueda de la verdad.
En tercer lugar, conectados al respirador artificial también nos ha dejado la pandemia provocando el cierre de cientos de medios de comunicación en el mundo y la migración hacia la digitalización y el aprovechamiento de gobiernos de turno que chantajean con la torta publicitaria. Por eso la UNESCO ha denunciado este 3 de mayo, Día de la Libertad de Prensa, que ha detectado intentos de controlar la información o de suprimir el acceso a la información por diversos mecanismos por tapar actos de corrupción.
A ese panorama, en cuarto lugar, en Bolivia se suma el hostigamiento en las llamadas listas de odio de periodistas que son acusados por el gobierno de Luis Arce de haber cooperado con la ex presidente Jeanine Añez y, en el quinto, la de una juez cochabambina que ha conminado a 13 medios de comunicación revelar la identidad de los periodistas que escribieron noticias en contra de un abogado condenado por torturas y extorsión, para que les abra procesos por calumnias e injurias.
Es cierto que estamos heridos de muerte, pero por muy dura que parezca la vida, mientras haya vida hay esperanza y sobre todo valentía de ella hablaba Rizard Kapuscinki, el periodista polaco que estuvo en 27 revoluciones y 12 frentes de guerra.
Y estar dispuestos a enfrentar los retos sin temor, como dice el nobel de la Paz, Octavio Paz: “Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo, del miedo al cambio” y ser capaces de levantarnos izando las banderas de libertad, de libertad de expresión y de libertad de prensa, tomando a la información como un bien común sustento de un estado moderno y democrático, que dice el art. 19 de la Declaración de Derechos Humanos, “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Y renacer desde nuestras cenizas, como lo hace el ave Fénix, que según la mitología griega, cada 500 años revive desde un huevo que ha puesto antes de morir incendiado, representando la inmortalidad, pues si de algo debemos estar seguros es que el periodismo nunca va a morir mientras hayan periodistas intrépidos, con esa Resiliencia e inefable capacidad de anteponernos a las distintas adversidades en la línea del servicio a la sociedad y a la búsqueda del bien común.
Periodistas dispuestos a abrirse al conocimiento, como su norte principal imitando a un Sócrates que cuando los soldados le llevaron el veneno se sorprendieron porque estaba aprendiendo Arameo, como lo cuenta el escritor peruano Mario Vargas Llosa cuando dice que esperará a la muerte con su pasión: escribiendo, y nosotros los periodistas, amaneciendo y anocheciendo, renovados entre los vaivenes de la noticia.
Crédito de foto: Blog de Gríss
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